CUBRICIÓN DE LAS NAVES Y DE LA PASARELA DE ACCESO A MEDINA AZAHARA

Diseño y cálculo de estructura; asistencia técnica en obra

 

Arquitecto: Pau Soler Serratosa

Promotor: Junta de Andalucía

Constructora: Empty, S.L.

Año: 2001

 

Esta estructura presenta varias condiciones que la hacen ajena a lo que convencionalmente cabría pensar, pues no responde su diseño a las condiciones de carga gravitatoria, sino que la acción del viento, su respuesta dinámica y la exigencia de resistencia al fuego, son las que la condicionan. Simultáneamente, al ser la cubierta de los Salones de los Visires de Medina Azahara, insertos en un entorno que no permite estridencias, tiene la obligación de resultar liviana, digna y poco visible. 

 

Sobre la trama de los restos de muros -algunos de hasta 10 metros de altura- se debía disponer una simple cubierta de lona, levemente elevada sobre la coronación del muro trasero que contiene el desnivel de la fuerte pendiente. La solución adoptada, desde un punto de vista formal y del entorno, era la de crear un armazón de acero para sostener la lona de cubierta y las laterales de cierre, que sólo se colocaban en la parte posterior y en los laterales, quedando el frente hacia los jardines expedito.

 

Esta configuración provocaba que el volumen fuera un receptor directo de las corrientes de aire que desde la vega del Guadalquivir de la Campiña Cordobesa suben hacia la sierra. Combinado lo anterior con el escaso peso de la cubrición -la tela pesa menos de 1 kg por metro cuadrado y la repercusión de la estructura no llega a los 4 kg por metro cuadrado- hacen de esta estructura un caso en el que es la acción del viento la que condiciona gravemente su comportamiento. Así, en lugar de cubrir las naves con simples pórticos normales a los muros, se creó una trama triangulada en planta que daba monolitismo al plano de la cubierta, arriostrada en los tres lados ciegos de los laterales contra los muros. Además, se tomó la forma abovedada - de peralte muy leve- tanto para poder desaguar como para utilizar la tela en parte como superficie de tracción contra la que tensar los tirantes y rigidizar el entramando de formas abovedadas. De este modo, la estructura, aparte de resultar liviana permitía asegurar la estabilidad del conjunto y resistir los esfuerzos de viento, teniendo en cuenta su efecto dinámico.

 

Todas las coronaciones de los falsos pilares -son en realidad tirantes, pues trabajan principalmente a tracción para evitar el vuelo de la cubierta- están recorridas por vigas de chapa de acero plegada en forma de U, de modo que, aparte de formar parte del sistema de arriostramiento del conjunto, puedan alojar los canalones, quedando éstos invisibles y por debajo de la cota de arranque de las lonas.

 

Al final, la estructura tiene una forma muy definida que no es simplemente una supeditación forzada a una forma arbitraria, sino que es la propia estructura la que da la forma, aceptando desde el inicio todos los condicionantes -sean del entorno como de su misión resistente- y permitiendo que al unísono queden todos resueltos.