Tipológicamente se trata de un edificio aislado de oficinas de planta libre, con dos núcleos rígidos de comunicaciones verticales y servicios que centralizan además todos los montantes de las diferentes instalaciones. Con ello se pretende, como objetivo prioritario, la mayor versatilidad en su distribución, de modo que no se condicionen posibles usos futuros, razón por la cual las escasas divisiones interiores se harán mediante mamparas ligeras.

La forma trapezoidal de la planta del edificio obliga a una trama de pilares más o menos regular, pero con luces variables en zonas, que llegan a alcanzar casi los 9 metros, cuando las medias rondan los 5 metros. Puesto que la zona de luces considerables es pequeña, no se ha condicionado el canto de toda la estructura a ella, sino que se ha adoptado el criterio de tomar el canto necesario para la mayor parte de lo casos y recurrir a sobrearmar en las zonas de mayores luces para el control de las deformaciones instantáneas y diferidas. Dado el tipo de edificio y su geometría, se ha optado por la solución de una estructura de hormigón armado con forjados reticulares de 30 cm de canto total, con losa de capa de compresión de 8 cm, obligado por las condiciones de recubrimiento de las armaduras necesarias para garantizar la resistencia al fuego de la estructura. La modulación es de 80x80 cm con nervaduras de 15 cm de ancho. 

El único cambio en el tipo estructural de forjados reticulares de hormigón armado es en el primer sótano, donde las exigencias de resistencia al fuego de los archivos inferiores hacen inviable la solución general, obligando a una losa maciza de 30 cm de espesor. 

La única estructura metálica es la del cuerpo saliente de la escalera secundaria, cuya geometría y sustentación hacen inviable una solución de hormigón armado. De cualquier modo, la estructura metálica queda siempre revestida y protegida por otros elementos constructivos.

En cuanto a la cimentación, ésta estaba prevista mediante zapatas aisladas a una cota de 6m bajo la rasante, de acuerdo con el informe geotécnico elaborado para la redacción del proyecto. Al comienzo de las obras, se pudo verificar que las excavaciones para la obra del Intercambiador de Fuenlabrada, acometidas por la Comunidad de Madrid, habían alterado las condiciones del terreno, ya que uno de los ramales subterráneos quedaba a escasos metros por debajo de uno de los lados del solar. Tras un análisis exhaustivo de las nuevas condiciones y para evitar posibles asientos diferenciales en el edificio, se resolvió mediante una losa continua de cimentación.